Nuestros lectores saben cómo reseñamos nuestras lecturas pero pocos sabéis todo el proceso que hay
detrás de una lectura activa y arqueológica.
Voy a intentar explicaros cómo lo hacemos con la ayuda de mis colaboradores.
Primer paso: seleccionar una lectura.
La jefa (Rosalía) y yo, buscamos lecturas distintas, fuera del circuito comercial que dictan las editoriales. Intentamos evitar los libros que regalan en masa y en las mismas fechas a otros blogueros literarios. Para eso, buscamos en las redes ese libro que nos ha atraído en la librería y si vemos que está en manos de una gran cantidad de blogueros "colaboradores de editoriales" lo rechazamos. Si nos interesa mucho, lo dejamos apartado hasta que se haya reseñado tantas veces que acabas aborreciendo la novela.
En nuestra selección también indagamos entre los autores noveles y los que se autopublican. Manolo se encarga de ello. Busca con ahínco, nocturnidad y alevosía. Busca en garitos como Amazon, Tuister, Instacrak... Vale, es un poco vago y lo que hace es salir a ligar o meterse en cuentas dudosas. Finalmente es la jefa la que acaba haciendo esta tarea.
Segundo paso: buscar antecedentes.
Sí, una vez elegida la novela, buscamos los datos técnicos de la misma y de su autor. Es una misión sencilla que realiza tía Rose, siempre que no entorpezca su hora feliz, que parece ser todo el día. Finalmente es la jefa la que acaba realizando la tarea.
Tercer paso: leer la novela y tomar notas por separado para luego contrastarlas.
Tras la lectura, reunión con la jefa para comentar las impresiones y los datos técnicos. Como es ella la especialista y la que tiene la formación en literatura, yo la escucho atentamente y aprendo. Eso si logramos evitar que una de las mellizas nos cuente por enésima vez que debajo de su cama vive un monstruo terrible. La criatura no ve un mejor momento para confundir una pelusa de gato con el Coco.
Cuarto paso: buscar otras opiniones de la novela en las redes sociales.
Esa parte la hago yo y flipo en coloringos. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: blogueras plagiadoras más allá de Orión. He visto opiniones brillar en la oscuridad cerca del autor, spoilers en críticas y reseñas que son más largas que la novela. La fauna bloguera, en ella estamos incluidas las chicas Britt.
Quinto paso: debate sobre la puntuación final.
Aquí entramos en debate todos: Manolo no puntúa al alza, porque no acaba leyendo toda la novela. Tía Rose se la lee pero ya en esta fase no se acuerda de la historia. Rosalía expone los argumentos para darle su puntuación y yo le doy el toque crítico, que normalmente me rebate la jefa porque carezco de argumentos, según ella. Dice que mis argumentos son tan flojos como los de la melliza que ve fantasmas debajo de la cama para meterse en la nuestra. Total, al final puntúa ella.
Sexto paso: escribir la reseña.
Si la escribe ella yo se la repaso y le digo: de lujo, nena. Si la escribo yo, ella viene y me tacha la mayor parte del texto y me sugiere, con cara de leona, que afloje. Protesto (discuto, coño) y me defiendo. Le digo que tengo mi estilo propio y es ella la que afloja. Acepto sus críticas y cambio algunas burradas de las mías. La vuelve a leer y si sonríe, pa delante.
Séptimo paso: el toque desastroso.
Este paso no es obligatorio pero se ha dado en varias ocasiones. Estar repasando juntas la reseña y llega una de las mellizas, toca alguna tecla del ordenador y manda al carajo la reseña para que le hagamos caso mientras intenta enseñarnos su última hazaña. En ese momento tienes ganas de gritar, pero somos buenas madres y nos tiramos un pedo por dentro (maldecimos en silencio).
detrás de una lectura activa y arqueológica.
Voy a intentar explicaros cómo lo hacemos con la ayuda de mis colaboradores.
Primer paso: seleccionar una lectura.
La jefa (Rosalía) y yo, buscamos lecturas distintas, fuera del circuito comercial que dictan las editoriales. Intentamos evitar los libros que regalan en masa y en las mismas fechas a otros blogueros literarios. Para eso, buscamos en las redes ese libro que nos ha atraído en la librería y si vemos que está en manos de una gran cantidad de blogueros "colaboradores de editoriales" lo rechazamos. Si nos interesa mucho, lo dejamos apartado hasta que se haya reseñado tantas veces que acabas aborreciendo la novela.
En nuestra selección también indagamos entre los autores noveles y los que se autopublican. Manolo se encarga de ello. Busca con ahínco, nocturnidad y alevosía. Busca en garitos como Amazon, Tuister, Instacrak... Vale, es un poco vago y lo que hace es salir a ligar o meterse en cuentas dudosas. Finalmente es la jefa la que acaba haciendo esta tarea.
Segundo paso: buscar antecedentes.
Sí, una vez elegida la novela, buscamos los datos técnicos de la misma y de su autor. Es una misión sencilla que realiza tía Rose, siempre que no entorpezca su hora feliz, que parece ser todo el día. Finalmente es la jefa la que acaba realizando la tarea.
Tercer paso: leer la novela y tomar notas por separado para luego contrastarlas.
Tras la lectura, reunión con la jefa para comentar las impresiones y los datos técnicos. Como es ella la especialista y la que tiene la formación en literatura, yo la escucho atentamente y aprendo. Eso si logramos evitar que una de las mellizas nos cuente por enésima vez que debajo de su cama vive un monstruo terrible. La criatura no ve un mejor momento para confundir una pelusa de gato con el Coco.
Cuarto paso: buscar otras opiniones de la novela en las redes sociales.
Esa parte la hago yo y flipo en coloringos. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: blogueras plagiadoras más allá de Orión. He visto opiniones brillar en la oscuridad cerca del autor, spoilers en críticas y reseñas que son más largas que la novela. La fauna bloguera, en ella estamos incluidas las chicas Britt.
Quinto paso: debate sobre la puntuación final.
Aquí entramos en debate todos: Manolo no puntúa al alza, porque no acaba leyendo toda la novela. Tía Rose se la lee pero ya en esta fase no se acuerda de la historia. Rosalía expone los argumentos para darle su puntuación y yo le doy el toque crítico, que normalmente me rebate la jefa porque carezco de argumentos, según ella. Dice que mis argumentos son tan flojos como los de la melliza que ve fantasmas debajo de la cama para meterse en la nuestra. Total, al final puntúa ella.
Sexto paso: escribir la reseña.
Si la escribe ella yo se la repaso y le digo: de lujo, nena. Si la escribo yo, ella viene y me tacha la mayor parte del texto y me sugiere, con cara de leona, que afloje. Protesto (discuto, coño) y me defiendo. Le digo que tengo mi estilo propio y es ella la que afloja. Acepto sus críticas y cambio algunas burradas de las mías. La vuelve a leer y si sonríe, pa delante.
Séptimo paso: el toque desastroso.
Este paso no es obligatorio pero se ha dado en varias ocasiones. Estar repasando juntas la reseña y llega una de las mellizas, toca alguna tecla del ordenador y manda al carajo la reseña para que le hagamos caso mientras intenta enseñarnos su última hazaña. En ese momento tienes ganas de gritar, pero somos buenas madres y nos tiramos un pedo por dentro (maldecimos en silencio).
Creo que el último paso es el más importante de todos, lo deberías aplicar en todas las reseña. Y por cierto, Martina, me encantan tus reseñas así que dile a la jefa de mi parte que no te corte las alas. Un besazo enorme a las dos.
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