Evoqué recuerdos del pasado, recuerdos con mi ex mujer: Julia. Olía igual. ¡Cómo la echo de menos! Puse el libro sobre sus manos: “La pasión turca”, de Antonio Gala. Para romper el incómodo silencio, dije: ―¿Has visto la película? ―No, pero el libro me está gustando mucho. ¿Lo has leído? ―Sí, casi lo estoy acabando. Está siendo mejor que la película y eso que Ana Belén protagonizó la historia. ¿Te gusta leer? ―Mucho, es mi pasión. Me gustaría ver la película cuando acabe el libro. Se mojó los labios y sentí sus ojos verdes recorrer mi pecho. Por primera vez, la mirada de una mujer me ruborizaba. Era esa manera de mirarme, con esa profundidad que era capaz de hacerme sentir desnudo. Eso sí, la chica es un desastre en el doblaje, pero si las miradas contaran en este trabajo… No era una mujer de bandera; pechos pequeños, figura menuda y estatura baja. ¡Vamos, que no es mi tipo! Pero olía a jazmín. ¿Y si la invitaba a ver esa película en mi apartamento?