ERRORES EN LOS DIÁLOGOS
¿Cuáles son los errores más frecuentes en la escritura de los diálogos?
-Personajes con voz impostada:
Se incurre en un error cuando la manera de hablar de los personajes no se corresponde con su caracterización, o bien cuando el tono no se ajusta a la temperatura emocional de la escena.
Ejemplo: un campesino no puede hablar como un locutor de televisión, un adolescente no se expresa como un adulto; tampoco resultaría adecuado una conversación sarcástica en medio de una escena trágica.
-Todos los personajes suenan igual:
A menudo sucede que el escritor novel da a todos sus personajes la misma voz. La voz de cada personaje debería ser única, distinta de la del resto.
¿Cómo logra eso el escritor? Trabajando a fondo la caracterización de los personajes. Quizá uno empleará frases más largas, mientras que otro será lacónico, y otro demostrará su escepticismo cada vez que abra la boca.
-Hacerlo hablar cuando debería callar:
Los escritores se pasan tiempo puliendo los diálogos, y en ocasiones el silencio puede resultar más efectivo que las palabras. ¿Cuándo? Cuando hay un juego de emociones intensas: un "te odio" puede comunicar menos que una mirada glacial o que un gesto violento. Y, para arruinar el suspense, nada como un personaje que no sabe mantener la boca cerrada.
-Creer que un diálogo narrativo es trascribir el habla de la vida real:
El diálogo ha de dar la impresión de que es real, pero el diálogo de ficción no se parece en absoluto a las conversaciones que mantenemos en la vida cotidiana.
Ejemplo de una conversación real:
-¿Sí?
-¡Hola!
-¿Quién es? No oigo nada...
-Mmm... Si soy yo...
-Ahh... ¿Cristina?
-Sí.
-Es que se oye fatal...
-¿Estás en la calle?
-No... Sí, acabo de salir.
Ejemplo de diálogo de ficción, donde es preciso concentrar y dotar de sentido dramático. El diálogo sigue sonando natural pero se ha eliminado lo que sobra y ralentiza el ritmo innecesariamente:
-Hola, Rosa. Soy Cristina.
-¡Hola! Ya sé para qué me llamas...
-Pues eso. ¿Sigues apuntándote al cine hoy?
-Es que no sé si Juan tenía algo planeado.
-Falta de fluidez:
Las intervenciones de los personajes han de ir encadenadas unas con otras.
-Contradicción entre el estado de ánimo del personaje y lo que dice:
El escritor se ha de meter en el pellejo de los personajes para conseguir reproducir de modo fiable su manera de hablar en cada momento. Un personaje furioso no se expresará con corrección académica. Gritará y empleará monosílabos o frases cortas, igual que uno que esté aterrorizado.
-Abusar de las jergas, los barbarismos o las incorrecciones en el habla:
Las incorrecciones en el habla, si se repiten constantemente, se convierten en un obstaculo para la lectura que rompe la ilusión de estar asistiendo a un diálogo real. Si el personaje es tartamudo, hacer que hable siempre así puede convertirse en un tormento para el lector.
Así, NO:
-N-n-n-n no sé q- q- q- qué m m m me p p p pasa -dijo Roberto.
Así, Sí:
-No sé qué me pasa-tartamudeó Roberto.
-El diálogo da información pensando en el lector, no en los personajes:
Este es un error muy común hasta en escritores profesionales. No resulta creíble que dos personajes intercambien información que ambos conocen perfectamente, solo porque el narrador le resulta útil hacérsela saber al lector. Esa información se le puede dar al lector a través de la voz del narrador.
¿Cuáles son los errores más frecuentes en la escritura de los diálogos?
-Personajes con voz impostada:
Se incurre en un error cuando la manera de hablar de los personajes no se corresponde con su caracterización, o bien cuando el tono no se ajusta a la temperatura emocional de la escena.
Ejemplo: un campesino no puede hablar como un locutor de televisión, un adolescente no se expresa como un adulto; tampoco resultaría adecuado una conversación sarcástica en medio de una escena trágica.
-Todos los personajes suenan igual:
A menudo sucede que el escritor novel da a todos sus personajes la misma voz. La voz de cada personaje debería ser única, distinta de la del resto.
¿Cómo logra eso el escritor? Trabajando a fondo la caracterización de los personajes. Quizá uno empleará frases más largas, mientras que otro será lacónico, y otro demostrará su escepticismo cada vez que abra la boca.
-Hacerlo hablar cuando debería callar:
Los escritores se pasan tiempo puliendo los diálogos, y en ocasiones el silencio puede resultar más efectivo que las palabras. ¿Cuándo? Cuando hay un juego de emociones intensas: un "te odio" puede comunicar menos que una mirada glacial o que un gesto violento. Y, para arruinar el suspense, nada como un personaje que no sabe mantener la boca cerrada.
-Creer que un diálogo narrativo es trascribir el habla de la vida real:
El diálogo ha de dar la impresión de que es real, pero el diálogo de ficción no se parece en absoluto a las conversaciones que mantenemos en la vida cotidiana.
Ejemplo de una conversación real:
-¿Sí?
-¡Hola!
-¿Quién es? No oigo nada...
-Mmm... Si soy yo...
-Ahh... ¿Cristina?
-Sí.
-Es que se oye fatal...
-¿Estás en la calle?
-No... Sí, acabo de salir.
Ejemplo de diálogo de ficción, donde es preciso concentrar y dotar de sentido dramático. El diálogo sigue sonando natural pero se ha eliminado lo que sobra y ralentiza el ritmo innecesariamente:
-Hola, Rosa. Soy Cristina.
-¡Hola! Ya sé para qué me llamas...
-Pues eso. ¿Sigues apuntándote al cine hoy?
-Es que no sé si Juan tenía algo planeado.
-Falta de fluidez:
Las intervenciones de los personajes han de ir encadenadas unas con otras.
-Contradicción entre el estado de ánimo del personaje y lo que dice:
El escritor se ha de meter en el pellejo de los personajes para conseguir reproducir de modo fiable su manera de hablar en cada momento. Un personaje furioso no se expresará con corrección académica. Gritará y empleará monosílabos o frases cortas, igual que uno que esté aterrorizado.
-Abusar de las jergas, los barbarismos o las incorrecciones en el habla:
Las incorrecciones en el habla, si se repiten constantemente, se convierten en un obstaculo para la lectura que rompe la ilusión de estar asistiendo a un diálogo real. Si el personaje es tartamudo, hacer que hable siempre así puede convertirse en un tormento para el lector.
Así, NO:
-N-n-n-n no sé q- q- q- qué m m m me p p p pasa -dijo Roberto.
Así, Sí:
-No sé qué me pasa-tartamudeó Roberto.
-El diálogo da información pensando en el lector, no en los personajes:
Este es un error muy común hasta en escritores profesionales. No resulta creíble que dos personajes intercambien información que ambos conocen perfectamente, solo porque el narrador le resulta útil hacérsela saber al lector. Esa información se le puede dar al lector a través de la voz del narrador.
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