EL LECTOR MONOLÍTICO
Hay tres maneras de acercarse a un texto que imprimirán un carácter diferente a la lectura:
1- de forma emocional.
2- De manera intelectual.
3- De estatus.
Todas las intenciones detalladas son legítimas y ninguna es más plausible que otra. Hemos de encontrar un equilibrio entre ellas para experimentar con total plenitud el ritual de la lectura.
Si nuestro criterio siempre es uno solo de entre estos tres, corremos el riesgo de convertirnos en un lector monolítico: aquel que solo se fascina ante las novedades, el que solo lee clásicos, el que solo lee obras relacionadas con su profesión...
Hay tres maneras de acercarse a un texto que imprimirán un carácter diferente a la lectura:
1- de forma emocional.
2- De manera intelectual.
3- De estatus.
Todas las intenciones detalladas son legítimas y ninguna es más plausible que otra. Hemos de encontrar un equilibrio entre ellas para experimentar con total plenitud el ritual de la lectura.
Si nuestro criterio siempre es uno solo de entre estos tres, corremos el riesgo de convertirnos en un lector monolítico: aquel que solo se fascina ante las novedades, el que solo lee clásicos, el que solo lee obras relacionadas con su profesión...
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