Mayo; naturaleza confiada en su jardín:
aroma, vida, colorido, belleza sin fin.
Alguien sin más que pasear... por pasear
alarga su mano, caprichosa, hasta ti: rosa en tu rosal
y sin en nada más pensar, de él te arranca sin piedad,
para convertirse en... adorno en su jarrón de cristal.
Cuerpo para ti desconocido, ajeno, frío.
Como anzuelo... un poco de agua estancada
tras el atrayente, transparente y muerto cristal;
¡sepultura de tu fragante hermosura donde morirás!
Rosal..., solo de espinas, sin rosa ya.
Tu herida llora savia solitaria y perdida
y la rosa clavado lleva del jarrón, el cristal,
ya marchita clama: ¡Rocío, sol, agua clara, aire, luz ROSAL!
E. Pilar Muñoz.
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