Por mucho que te repita: ¡te adoro! ¡te quiero!,
estas palabras, por ser aún tan pequeño/a
no alcanzan todavía a tu comprensión;
por eso Dios convirtió mi pecho
en el más profundo abrazo entre TÚ y YO.
¡Amor que mana sólo para ti de la fuente de mi amor!
Este sí que es un gesto que, siendo tan chiquitito/a
¡sí que penetra y llega hasta tu corazón!
Cuando nos separaron al cortar el cordón
y mi vientre para siempre a ti se te cerró,
¡fue mi pecho el que generoso se te abrió!
Si mi útero fue tu primera cuna y tu cobijo,
si allí te convertiste en creación,
este líquido tan puro y blanco
siendo para tu cuerpecito alimento,
es ante todo el más hermoso medio
para que se prolongue NUESTRA más ÍNTIMA unión.
Elena Pilar Muñoz.
Poeta y amiga de Lleida.
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