EL ASESINO DENTRO DE MI
JIM THOMPSON
No voy a realizar una reseña sobre esta novela, no. Voy a hacer una critica de una historia que va enervando al lector conforme va avanzando en la lectura. ¡La voy a destripar!
Ya leí del mismo autor 1280 almas, la historia de un policía corrupto y asesino. Pues estamos ante más de lo mismo. Aunque he de matizar algo que las diferencia y marca al lector; con el protagonista de 1280 almas, Nick Corey, se podía llegar a empatizar hasta cierto punto y eso es gracias a la habilidad del autor en mostrar a un personaje antagonista bien creado y desarrollado. En esta novela el protagonista, Lou Ford, es un psicópata filosófico egoísta al que vas odiando conforme vas conociéndolo y solo deseas que se haga justicia y que alguien le pegue un tiro, a ser posible en el culo. Lo he pasado mal con este tío. El desarrollo de este tipo de novelas, el personaje antagonista como principal, debería empatizar un poco con el lector para que este pueda mostrar algo de simpatía. La novela está narrada en primera persona; narrador protagonista, así que hemos de lidiar con la mente y la voz de un personaje realmente asqueroso e inhumano que va saliéndose con la suya y para colmo, el tipo nos da charlas filosóficas, buscando al lector para que colabore y comprenda su aptitud. En todo el libro encontramos frases parecidas a ésta: tendrían que haberle visto sudar...
El tipo es sheriff adjunto en una localidad de Texas. La gente lo tiene en estima pero él esconde una enfermedad, de la cual no se especifica en la novela pero se intuye, que le hace ser un tipo despreciable. La gente que lo molesta es asesinada y es capaz de idear maquiavélicos planes para culpar al más inocente. Después de golpear a su amante y llevarla al borde de la muerte, es capaz de ser parte de la investigación para buscar al culpable, engañando al fiscal y a todo dios. Su novia, una maestra sagaz, va intuyendo la enfermedad que padece su prometido y durante el trascurso de la historia intenta no malhumorarlo. Él define su relación con su prometida con ésta frase despegada de todo sentimiento amoroso.
"Simplemente nos encontramos juntos como se encuentran dos ladrillos en una pared".
¡Cuánto romanticismo destila el tipejo! A mí me dicen eso y... el ladrillo le cae en la cabeza.
No tiene un motivo contundente para maltratar y matar a su amante, pero se ve obligado a continuar matando a todo el que sospecha de él o intuye que sospecha. Por momentos, desea que alguien lo pille y lo descubra, para que le den un castigo bien merecido.
Pero algo que me gusta de éste escritor es la capacidad que tiene de escribir una novela sin apenas descripciones del paisaje ni de los protagonistas. Nos tenemos que imaginar si su novia es rubia o morena, o la distribución física de las casas, de la atmósfera o el terreno. Sus novelas carecen de elementos estáticos. Sin embargo, no es algo que entorpezca la historia, ni mucho menos. Sabe sintetizar sin aburrirnos en detalles farragosos y es honesto en su escritura omitiendo paja indeseable que solo alargaría una historia de poco más de 200 páginas. Todos deberíamos aprender de este escritor y no aburrir al personal.
Eso sí, la edición no está nada cuidada. Hay montones de errores tipográficos, ortográficos y conjugaciones de verbos malsonantes que mezclan pasado con presente. Errores de principiantes que la editorial no ha corregido. ¡Mal, muy mal! Eso solo lo hacemos los novatos que nos auto editamos.
Pero Jim Thompson nos regala frases como éstas:
"Tal y como lo veo yo, el escritor es un maldito perezoso que no sabe hacer las cosas bien... yo lo voy a contar todo".
Esta frase la dice cuando el protagonista se dirige al lector y quiere explicar el final de la historia sin omitir nada. ¡Interesante! Tomo nota.
Otra perla:
"Hay cosas que es necesario olvidar si quieres seguir viviendo". ¡Qué certeza más grande!
La que más me gusta:
"Si Dios cometió un error al crearnos es el de darnos deseos de vivir cuando menos motivos tenemos para ello". ¡Demoledora!
Una más:
"Un niño es un hombre en potencia". ¡Que los papis apunten esto y que no lo olviden nunca!
Y una descripción sobre la pereza:
"Hay dos clases de pereza. La primera: no quiero hacer nada. La segunda: no te apartes del carril".
Me quedo con la primera... je, je, je.
¿Recomendaría la novela? Sí. Vale la pena porque a pesar de todo, Jim Thompson hace que el lector sienta, aunque solo sea asco y ganas de que se haga justicia. Siempre es mejor eso que leer y no sentir nada en absoluto. ¿No creéis?
JIM THOMPSON
No voy a realizar una reseña sobre esta novela, no. Voy a hacer una critica de una historia que va enervando al lector conforme va avanzando en la lectura. ¡La voy a destripar!
Ya leí del mismo autor 1280 almas, la historia de un policía corrupto y asesino. Pues estamos ante más de lo mismo. Aunque he de matizar algo que las diferencia y marca al lector; con el protagonista de 1280 almas, Nick Corey, se podía llegar a empatizar hasta cierto punto y eso es gracias a la habilidad del autor en mostrar a un personaje antagonista bien creado y desarrollado. En esta novela el protagonista, Lou Ford, es un psicópata filosófico egoísta al que vas odiando conforme vas conociéndolo y solo deseas que se haga justicia y que alguien le pegue un tiro, a ser posible en el culo. Lo he pasado mal con este tío. El desarrollo de este tipo de novelas, el personaje antagonista como principal, debería empatizar un poco con el lector para que este pueda mostrar algo de simpatía. La novela está narrada en primera persona; narrador protagonista, así que hemos de lidiar con la mente y la voz de un personaje realmente asqueroso e inhumano que va saliéndose con la suya y para colmo, el tipo nos da charlas filosóficas, buscando al lector para que colabore y comprenda su aptitud. En todo el libro encontramos frases parecidas a ésta: tendrían que haberle visto sudar...
El tipo es sheriff adjunto en una localidad de Texas. La gente lo tiene en estima pero él esconde una enfermedad, de la cual no se especifica en la novela pero se intuye, que le hace ser un tipo despreciable. La gente que lo molesta es asesinada y es capaz de idear maquiavélicos planes para culpar al más inocente. Después de golpear a su amante y llevarla al borde de la muerte, es capaz de ser parte de la investigación para buscar al culpable, engañando al fiscal y a todo dios. Su novia, una maestra sagaz, va intuyendo la enfermedad que padece su prometido y durante el trascurso de la historia intenta no malhumorarlo. Él define su relación con su prometida con ésta frase despegada de todo sentimiento amoroso.
"Simplemente nos encontramos juntos como se encuentran dos ladrillos en una pared".
¡Cuánto romanticismo destila el tipejo! A mí me dicen eso y... el ladrillo le cae en la cabeza.
No tiene un motivo contundente para maltratar y matar a su amante, pero se ve obligado a continuar matando a todo el que sospecha de él o intuye que sospecha. Por momentos, desea que alguien lo pille y lo descubra, para que le den un castigo bien merecido.
Pero algo que me gusta de éste escritor es la capacidad que tiene de escribir una novela sin apenas descripciones del paisaje ni de los protagonistas. Nos tenemos que imaginar si su novia es rubia o morena, o la distribución física de las casas, de la atmósfera o el terreno. Sus novelas carecen de elementos estáticos. Sin embargo, no es algo que entorpezca la historia, ni mucho menos. Sabe sintetizar sin aburrirnos en detalles farragosos y es honesto en su escritura omitiendo paja indeseable que solo alargaría una historia de poco más de 200 páginas. Todos deberíamos aprender de este escritor y no aburrir al personal.
Eso sí, la edición no está nada cuidada. Hay montones de errores tipográficos, ortográficos y conjugaciones de verbos malsonantes que mezclan pasado con presente. Errores de principiantes que la editorial no ha corregido. ¡Mal, muy mal! Eso solo lo hacemos los novatos que nos auto editamos.
Pero Jim Thompson nos regala frases como éstas:
"Tal y como lo veo yo, el escritor es un maldito perezoso que no sabe hacer las cosas bien... yo lo voy a contar todo".
Esta frase la dice cuando el protagonista se dirige al lector y quiere explicar el final de la historia sin omitir nada. ¡Interesante! Tomo nota.
Otra perla:
"Hay cosas que es necesario olvidar si quieres seguir viviendo". ¡Qué certeza más grande!
La que más me gusta:
"Si Dios cometió un error al crearnos es el de darnos deseos de vivir cuando menos motivos tenemos para ello". ¡Demoledora!
Una más:
"Un niño es un hombre en potencia". ¡Que los papis apunten esto y que no lo olviden nunca!
Y una descripción sobre la pereza:
"Hay dos clases de pereza. La primera: no quiero hacer nada. La segunda: no te apartes del carril".
Me quedo con la primera... je, je, je.
¿Recomendaría la novela? Sí. Vale la pena porque a pesar de todo, Jim Thompson hace que el lector sienta, aunque solo sea asco y ganas de que se haga justicia. Siempre es mejor eso que leer y no sentir nada en absoluto. ¿No creéis?
Me encanta, es de mis autores favoritos (excepto el último que ha sacado rba que no me gustó demasiado). Mi favorito junto con este es 1280 almas.
ResponderEliminarSe sale, es rudo y directo y no se anda con florituras, frases como puñetazos y negro negrísimo.
Besos