PERSONAJES: MONOLÍTICOS O CAMBIANTES.
El escritor y ensayista Edward M. Forster, propuso en 1927 una novedosa manera de clasificar a los personajes en la ficción, no por el papel que desempeñan o la importancia que tienen en la historia, sino por su grado de complejidad.
Clasificación que comprenden dos grandes grupos: los personajes planos y los personajes redondos.
PERSONAJES PLANOS
Un personaje es plano cuando cuenta con uno o muy pocos rasgos caracterizadores: personajes simples, que carecen de contradicciones y no evolucionan a lo largo de la historia, siendo finalmente monolíticos. La pregunta que surge es ¿y por qué crearlos? Porque no todos los personajes pueden ser complejos.
Ejemplo: un personaje que no tiene relevancia en la historia no puede ser complejo porque saturaríamos al lector y distraería su atención.
¿Qué personajes planos resultan útiles en una obra? Los figurantes y los secundarios, por dos motivos: para que no eclipsen a los principales y para que no se olviden. Siempre actúan de la misma manera, el lector los reconoce en cuanto aparecen en escena. Tenemos como ejemplo las novelas de Charles Dickens, que están repletas de personajes planos memorables como la señora Micawber, de David Copperfield. También es plano el personaje de Álvaro Mesía en La Regenta, de Leopoldo Alas.
PERSONAJES REDONDOS
Son complejos y están compuestos de múltiples rasgos, son contradictorios y en su contradicción radica su riqueza. Son personajes con matices, que no son únicamente malos o buenos. Los personajes principales suelen ser redondos; no permanecen igual a lo largo de la narración y el lector va viendo cómo se van moldeando a medida que avanza la acción. El identikit es una excelente herramienta para construir personajes redondos.
Según Forster, la principal prueba de que un personaje es redondo es su capacidad para sorprendernos de forma convincente.
Bibliografía: La construcción del personaje literario, Isabel Cañelles.
El escritor y ensayista Edward M. Forster, propuso en 1927 una novedosa manera de clasificar a los personajes en la ficción, no por el papel que desempeñan o la importancia que tienen en la historia, sino por su grado de complejidad.
Clasificación que comprenden dos grandes grupos: los personajes planos y los personajes redondos.
PERSONAJES PLANOS
Un personaje es plano cuando cuenta con uno o muy pocos rasgos caracterizadores: personajes simples, que carecen de contradicciones y no evolucionan a lo largo de la historia, siendo finalmente monolíticos. La pregunta que surge es ¿y por qué crearlos? Porque no todos los personajes pueden ser complejos.
Ejemplo: un personaje que no tiene relevancia en la historia no puede ser complejo porque saturaríamos al lector y distraería su atención.
¿Qué personajes planos resultan útiles en una obra? Los figurantes y los secundarios, por dos motivos: para que no eclipsen a los principales y para que no se olviden. Siempre actúan de la misma manera, el lector los reconoce en cuanto aparecen en escena. Tenemos como ejemplo las novelas de Charles Dickens, que están repletas de personajes planos memorables como la señora Micawber, de David Copperfield. También es plano el personaje de Álvaro Mesía en La Regenta, de Leopoldo Alas.
PERSONAJES REDONDOS
Son complejos y están compuestos de múltiples rasgos, son contradictorios y en su contradicción radica su riqueza. Son personajes con matices, que no son únicamente malos o buenos. Los personajes principales suelen ser redondos; no permanecen igual a lo largo de la narración y el lector va viendo cómo se van moldeando a medida que avanza la acción. El identikit es una excelente herramienta para construir personajes redondos.
Según Forster, la principal prueba de que un personaje es redondo es su capacidad para sorprendernos de forma convincente.
Bibliografía: La construcción del personaje literario, Isabel Cañelles.
Me ha gustado la entrada, me queda más clara la diferencia entre personajes. Gracias. Besos
ResponderEliminarNo esta mal aprender cosas nuevas relacionado con las novelas. Gracias chicas. Besos
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